Ilustración: Josué Uriel
El doctor Zagreb Borsóvich supo de inmediato que se trataba de una invasión extraterrestre. Sus estudios y cálculos lo condujeron a esa posibilidad hace tres meses, pero, como siempre, la Sociedad Astronómica Mundial hizo caso omiso; fue un evento peculiar nunca antes visto en la historia humana: al menos unas trece astronaves rodeaban el gigantesco edificio de la Sociedad Astronómica. Eran triangulares, de un extraño color púrpura y con luces titilantes. Flotaban a la espera de una respuesta de los líderes del complejo científico.
—Ellos —dijo el científico a sus superiores— exigieron que les diéramos al menos 144 000 personas para hacerles experimentos en su planeta… Solo así se evitaría una invasión a escala mundial.
El presidente del complejo científico, en un arrebato de miedo, respondió:
—¡Oh, dios mío! Estamos perdidos… dios nos ayude…
—Podríamos llamar a todos los organismos mundiales, pero no obtendríamos una respuesta unánime. Es genocidio lo que planean hacer —respondió Zagreb Borsóvich.
—Son una civilización más avanzada, es obvio que no se iban a ir con las manos vacías al descubrir este maldito planeta —dijo otro científico más joven.
El presidente entró en nervios. Toda la junta lo seguía con la mirada, mientras allá afuera, las purpúreas astronaves seguían flotando a la espera de una respuesta.
—Señores, recuerden que hace siete años el mundo enfrentó una de las peores pandemias nunca antes vista desde la peste negra, que asoló Europa, pero esto es mucho peor. Si miles de millones de personas han fallecido desde el 2020, imagínense reducir un poco más la población entregando 144 000 personas a esos extraterrestres…
—Daxzaxianos, señor. Se llaman así mismo por ese nombre —interrumpe el otro científico.
—¡Ya lo sé, idiota! —interrumpe Borsóvich—. No es necesario hacer esas aclaraciones. Lo importante aquí es salvar el pellejo de este moribundo planeta.
En un arrebato de lucidez, el presidente de la Sociedad Astronómica Mundial tuvo una idea:
—Doctor Olivares, ¿tiene usted todo el reporte biológico de esa especie?
El doctor Zagreb, nervioso, le acerca una inmensa carpeta azul al presidente:
—Todo. Sabemos casi todo sobre ellos. Biología, nombres, creencias y población.
Entonces hubo un consenso entre todos los integrantes de la junta. La primera palabra la tomó el presidente, con algunas ideas más de Zagreb Borsóvich. Uno que otro científico alzó su mano en protesta, alegando que era un plan muy descabellado que pondría en peligro la vida del planeta entero.
Uno de los astrónomos miraba desde su oficina como las astronaves desplegaban extraños cañones. Era una señal. Los daxzaxianos estaban dispuestos a realizar un ataque a gran escala si no obtenían una respuesta.
—Caballeros tengo sesenta y nueve, pronto cumpliré setenta. No voy a dejar que este mundo se acabe antes de mi cumpleaños. Tendrán que seguir mis órdenes con el fin de preservar lo que queda de población mundial. Hagamos esto en nombre de dios o en quien quieran creer.
Siguiendo el plan, se pusieron en contacto con el líder extraterrestre para darle una respuesta. Entregarían a 144 000 personas con una característica en común: todas ellas habían firmado en favor de la eutanasia. El plan consistía en entregarle personas en estado agonizante: pacientes con cáncer, VIH, diabetes crónica, etc.
Muchos medios de comunicación destrozaron a la Sociedad Astronómica y también al gobierno de aquella nación. Un plan tan siniestro, tan retorcido, fue el que salvó el planeta de una invasión; los daxzaxianos aceptaron aquellas vidas al borde de la muerte para realizar sus experimentos. La cuestión es que todos estaban sedados al momento de abordar las naves, pero había algo que no sabían.
Los tontos extraterrestres fueron engañados, pues aquellos supuestos pacientes terminales eran cadáveres de la morgue. Un plan bien ideado por el científico Zagreb Borsóvich.
Diseñador Gráfico y escritor venezolano nacido en 1993. Autor de las novelas “La montaña de Cronos” y “Teodisea”. Influenciado por Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Edgar Allan Poe.