El minotauro de Borges. ¿Qué lo hace tan genial?

El minotauro es una bestia mitológica mitad hombre mitad toro que se alimenta de personas. Esta criatura ha sido representada innumerables veces en la cultura popular como una bestia salvaje, desalmada, sanguinaria.

El escritor argentino, Jorge Luis Borges, fanático confeso de la cultura griega, no le fue indiferente a esta criatura, tal es así que publicó un cuento en donde el personaje principal es el minotauro.

Antes de conocer el cuento de Borges, necesitas conocer la historia original del minotauro.

Historia del minotauro

El minotauro, hombre con cabeza de toro, nació de los amores de Pasifae, reina de Creta, con un toro blanco que Poseidón hizo salir del mar. 

Se dice que este insólito amorío fue un castigo para el rey Minos, esposo de Pasífae, ya que este intentó engañar al dios Poseidón.

Así nació el Minotauro, cuyo nombre significa Toro de Minos. El Minotauro solo comía carne humana y conforme crecía, se volvía más salvaje e incontrolable. Por esta razón, Minos le ordenó al artesano, Dédalo, construir un laberinto para contener y ocultar a la bestia. Más tarde, el rey de Creta exigió que la ciudad de Atenas le mandara un tributo de siete hombres y siete mujeres para ser sacrificados. 

Así, año tras año, catorce jóvenes eran arrojados al laberinto. Algunos deambulaban días, otros eran cazados en cuestión de minutos y todos tenían un final trágico…

Hasta que llegó Teseo, hijo del rey Atenas, quién se ofreció como sacrificio, con la intención de acabar con el Minotauro de una vez por todas y así liberar a su pueblo de tan terrible monstruo.

Al ingresar al laberinto, Teseo se topa con el Minotauro y de un espadazo logra cortarle la cabeza a la bestia. Cabe decir que existen variantes de la historia de Teseo y el Minotauro, pero en esencia todas cuentan una misma historia: un monstruo come hombres es derrotado por un valiente guerrero.

Borges y el minotauro

Como mencioné al principio Borges escribió sobre el minotauro en su cuento ‘La casa de Asterión’. Este cuento rompe lo establecido en torno a la fama del minotauro, que hasta ese entonces solo era retratado como un ser nefasto. Borges fue capaz de replantear esta historia de oscuros y claros, donde hay un villano y un héroe, una bestia y un guerrero; calamidad y salvación. 

Borges detectó los grises o simplemente le resultó inverosímil unos personajes tan ajenos a la realidad humana, ya que en la vida misma aquellos que llamamos villanos tienen luces y aquellos que llamamos santos tienen sombras.

El escritor argentino se pone en la piel de Asterión, el minotauro, y destruye los mitos que giran en torno a él.

“Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias”.

Poco a poco nos va contando cómo es que él percibe el mundo. Como el laberinto, en realidad no es un laberinto, sino su hogar que, al ser rechazado por las personas, se recluye en su casa.

Así nos vamos dando cuenta que Asterión es una criatura incomprendida que busca un lugar en el mundo. Pero al ser rechazado por el mundo, hace del laberinto su hogar, su mundo. Y pasa sus días lidiando con la soledad, de una y mil maneras, hasta recibir visitas, visitas que son muy breves y que él recibe con total alegría.

En el cuento se nos revela que Asterión busca acabar con su soledad. Una soledad que es maximizada por la inmensidad de su hogar. Es por eso que ansía el día en que alguien lo visite y acabe con su sufrimiento.

“Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo”.

El cuento es bastante breve, si aún no lo has leído te recomiendo que lo leas y si ya lo leíste cuéntame qué te pareció.

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