Explorando algunos de los mejores libros del Siglo XXI (por ahora)

A solo unos cuantos meses para entrar al cuarto de centuria, el medio nortemamericano The New York Times ha elaborado una lista de los 100 mejores libros de lo que va de este siglo, destacadas por su originalidad y por el buen recibimiento tanto de la crítica como del público general. La lista incluye desde novelas de Premios Nobel como Alice Munro, Svetlana Aleksiévich, Jon Fosse o Annie Ernaux, hasta otras que fueron adaptadas a medios audiovisuales, como Station Eleven, Persépolis, El Complot contra América, Cloud Atlas, The Looming Tower, entre otras. De esta extensa lista, se encuentran cinco libros de algunos exponentes latinoamericanos, cuyos trabajos han tenido un gran impacto cultural por las temáticas abordadas y por las estructuras narrativas reinventadas para el público del actual milenio.

Temporada de Huracanes

En el puesto N°82 encontramos esta obra de la autora mexicana Fernanda Melchor. Publicado en el 2017, la historia gira en torno al pueblo ficticio de La Matosa, en donde se comete el crimen contra una antigua bruja del lugar y las consecuencias de sobre esta. Es una novela que aborda temas como la pobreza, la criminalidad y, sobre todo, el machismo, a través de un lenguaje muy inspirado en el realismo mágico de García Márquez, cargado de simbolismo sin alejarse de los lugares comunes. Tal fue su impacto que el servicio de streaming Netflix ha llevado a cabo una adaptación cinematográfica que fue estrenada en noviembre del año pasado.

Fortuna

El puesto N°50 lo ocupa el argentino, radicado en Nueva York, Hernán Díaz. Su obra nos traslada a cuatro relatos ambientados precisamente a dicha ciudad a fines de la década de 1920, donde a través del desarrollo de personajes inmersos en el mundo financiero, plantea una postura sumamente crítica al capitalismo exacerbado de la época, ad portas del periodo de la Gran Depresión. Son relatos que invitan al lector a reflexionar sobre la codicia en torno a la sobreacumulación de riquezas y de los intentos por conservarlas. El oriundo de Buenos Aires recibió el Premio Pulitzer de Ficción en 2023, y se ha anunciado una adaptación serial por parte de la cadena HBO, que contaría con la colaboración del mismo Díaz y protagonizada por Kate Winslet, según el medio The Hollywood Reporter.

La maravillosa vida breve de Óscar Wao

Esta novela de corte autobiográfico corresponde al puesto N°11 de la lista. El dominicano Junot Díaz la publicó en el 2007, y cuenta las vicisitudes de un coterráneo en la ciudad de Nueva Jersey y sus sueños de convertirse en el “J.R.R. Tolkien dominicano”. El tono cómico y fantástico, con una estructura poco convencional del “viaje del héroe”, permitirá al lector empatizar con el personaje y, a su vez, generar conciencia respecto a la identidad latina y el racismo. Al igual que Hernán Díaz, la obra se quedó con el Premio Pulitzer de Ficción al año siguiente; y se rumoreó que la productora Miramax había adquirido los derechos para un largometraje, pero que no ha habido avances en el proyecto.

Los Detectives Salvajes

En el puesto N°38, considerada como la obra maestra del fallecido autor chileno Roberto Bolaño, la novela sigue a dos enigmáticos personajes, Arturo Belano y Ulises Lima, que investigan la desaparición de una escritora en México, un viaje que se extiende por más de dos décadas por distintos lugares del mundo y que va más allá de lo físico. Si bien se dio a conocer en 1998, y por la que le valieron los premios Herralde y Rómulo Gallegos, fue su edición al inglés en 2007 la que le permitió tener un mayor alcance al público. Influenciado fuertemente por las ideas del movimiento infrarrealista, de la cual Bolaño formó parte, se trata de una historia con una complejidad estilística, puesto que tiende a fusionar el relato biográfico con el de crónica, y el desarrollo de los protagonistas solo se conoce a partir del punto de vista de terceros, ya sea de manera testimonial o epistolar, que van interactuando a medida que esta avanza. En el 2020, el cineasta mexicano David Pablos anunció una adaptación cinematográfica, aunque se desconocen más detalles de su desarrollo.

2666

Posicionándose en el puesto N°6, siendo el único libro latinoamericano en el Top 10 de la lista, es una obra póstuma de Roberto Bolaño, siendo publicada en 2004 y editada en el 2008. Siguiendo en la línea infrarrealista, esta es una recopilación de cinco historias con distintos tipos de narradores y protagonistas, pero que todas convergen dentro de la ficticia ciudad de Santa Teresa. A diferencia de Los Detectives Salvajes, esta aborda temas mucho más profundos relacionados con la violencia y la impunidad, así como también el desarraigo. Es una exploración en torno a la condición humana frente a adversidades extremas, teniendo mucha conexión con ciertos eventos trágicos reales. Además de conseguir diversos premios como Altazor en Chile y Salambó en España, tuvo adaptaciones al teatro en Barcelona, a cargo del dramaturgo Alex Rigola en 2007, y en Chicago por Robert Falls en 2016.

La literatura del futuro


Un año más cerca del futuro, ¿o ya estamos allí? Es muy complejo hablar del futuro cuando, a medida que escribimos esto (o lo leen, en el caso de ustedes), va quedando en el pasado. Pero sí podemos afirmar que cada año que pasa, cada minuto, representa un avance tecnológico que facilita la manera en que comprendemos el mundo y, por tanto, también la literatura.

La tecnología nos ha demostrado que avanza a pasos agigantados cada día. Un día, es un aparato que nos permite comunicarnos a kilómetros de distancia. Al siguiente, es la Inteligencia Artificial que, aparentemente, tiene la respuesta a todo. ¿No debería adaptarse también la literatura a estos cambios? Sin duda alguna, tanto la literatura como la escritura ya no se limitan al papel y al libro. Los tiempos cambian, y con ello, la manera en que el ser humano se acerca o se familiariza con la lectura.

Es por ello que hoy los invitamos a acompañarnos en esta reflexión, o pequeña aproximación, respecto a la manera en que la literatura se ha tenido que adaptar a las necesidades y cambios humanos con la llegada del (presente) futuro.

Como primer punto, nos gustaría destacar el espacio que ha ganado Instagram en lo que respecta a la difusión del arte literario. Seguramente, más de uno se ha topado con alguna cuenta de poesía, pequeños fragmentos o incluso concursos de literatura a nivel internacional. Pero, sobre todo, destaca la difusión de autores emergentes que han encontrado en la plataforma una manera efectiva de ganarse un lugar en este mundo de las letras.

Por otra parte, en X (anteriormente Twitter), las palabras se transforman en el ingenio destacado de aquellos capaces de reinventarse en pocos caracteres. Los escritores de esta red social logran conectar con su público lector de manera efímera y eficiente. Se adaptan a un mundo en el que todo parece ser fugaz. Cada hilo literario se convierte en un desafío creativo que demuestra que la literatura puede encontrarse incluso en los textos más breves.

Wattpad es, sin duda alguna, el que más ha sabido mantenerse. No solo por el vasto universo literario donde las narrativas florecen de todas las maneras imaginables. Sino también por el impulso por parte de los autores para encontrar su propia voz. Además, es el lugar donde el público lector descubre literatura inexplorada y, gracias a su entusiasmo y apoyo hacia los escritores, muchas historias logran el éxito internacional, llegando al papel. ¡E incluso al cine!

Sin embargo, a pesar del avance tecnológico y de la posibilidad de llevar miles de historias en un dispositivo electrónico, el encanto del libro físico es difícil de reemplazar. La lectura se transforma en una experiencia táctil. En una conexión palpable con la obra, y esto es lo que sigue atrayendo a la gran mayoría de los amantes de la literatura. 

En un mundo digital, fugaz y efímero, la acción de comprar un libro, sostenerlo y convertirlo en una extensión más de nuestro cuerpo, es una manera de preservar la tradición. Pero, sobre todo, de seguir manteniendo un poco de nuestra humanidad.

Y tú, ¿aún prefieres el libro físico?

Escritores ajenos a su tiempo

Se nos va noviembre y en Mistoria nos pusimos nostálgicos. Les traemos un breve repaso por la vida y obra de algunos escritores nacidos este mes. Algo habrán hecho, ¿no creen? Y es nuestro trabajo mostrarles porqué merecen ser recordados.

La literatura, como bien saben y si no se los recordamos, suele ser una imagen representativa de una sociedad. Nos muestra, a través de las letras, contextos sociales y políticos, que representan la identidad del ser humano. Es por ello que seleccionamos cinco autores que dieron qué hablar a través de los siglos.

¡Cinco para recordar!

Comencemos este viaje con el escritor y dramaturgo español Lope de Vega. Nació un 25 de noviembre de 1562 en la ciudad de Madrid. Es considerado uno de los autores más importantes del Siglo de Oro Español. Lope de Vega fue un disruptor del cómo se hacía teatro en su contemporaneidad, pues creaba su obra basándose en los gustos e intereses del público y no en la tradición académica de la época. En pocas palabras: un artista adelantado a su tiempo.

Ahora nos vamos a la Francia del siglo XVII. François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, nació el 21 de noviembre de 1694. Fue filósofo y escritor, y tuvo un papel importante en la Ilustración, pues se destacó por luchar contra la ignorancia y el fanatismo religioso de la época. Su espíritu libre le permitió no solo aportar conocimiento y experiencia al ámbito literario, sino que también al artístico, ya que era un defensor de la libertad de expresión.

Casi dos siglos más tarde, en una Rusia zarista regida por un contexto político absoluto, nace Fiódor Mijáilovich Dostoievski el 11 de noviembre de 1821. Dostoievski sin duda alguna fue uno de los escritores con más relevancia de los últimos siglos, su obra se caracteriza principalmente por la exploración de la psicología humana en un contexto político y social autoritario y opresor. Sin embargo, su principal aporte a la literatura, es el realismo con el cual escribe. Marca un antes y un después en la forma de desarrollo de personajes, así como también en el tratamiento de la ficción. Su trabajo, para muchos crudo y demasiado incómodo, no es más que una manera de reflejar el alma humana.

A puertas de la Primera Guerra Mundial, y en un siglo de cambios y conflictos políticos, nace Albert Camus el 7 de noviembre de 1913. Novelista, dramaturgo, filósofo y periodista francés, Camus se embarcó en el viaje de la reflexión de la existencia humana, el mal y la muerte. Crece en un contexto de guerra, y eso lo empuja a plasmar en su obra un movimiento filosófico conocido como el absurdismo. Para Camus la literatura permite que las ideas abstractas de la existencia humana y la individualidad se concreticen, lo que permite que todos puedan reflexionar acerca de la libertad humana en un mundo regido por el absurdismo de la guerra.

Por último, pero no menos importante, les traemos a la única autora de esta lista. Margaret Atwood, nacida el 18 de noviembre de 1939, es una escritora y activista canadiense. La autora de El cuento de la criada, es considerada una de las principales representantes de la literatura feminista contemporánea, pues sus estudios de género, la crítica a una sociedad machista y opresora, son unos de los principales temas abordados en sus obras. Pero sin duda alguna, el cuerpo de la mujer y la representación de este es lo que más se destaca de su trabajo, pues en 2021 le otorgó la nominación al Premio Nobel de Literatura. Una mujer que no solo se destaca en el ámbito literario, sino que también en los temas sociales. Es defensora de los derechos humanos y mantiene una lucha constante contra el cambio climático.

¿Notaron algo en común con estos cinco autores? ¡Exacto! La libertad humana, y por tanto, la libertad de expresión sujeta a su propio contexto y posición individual y social en la época.  Lo que da cuenta cómo la literatura no solo ha sido una manifestación artística y de entretenimiento, sino que también una herramienta para intentar mostrarle al mundo lo abstracto de la existencia misma.

El género del terror en la literatura y el reflejo de una sociedad

Los límites de la ciencia y el nacimiento del monstruo más famoso de todos los tiempos con Frankenstein (Mary Shelley, 1818). El surgir de los vampiros y el horror de la inmortalidad en Drácula. (Bram Stoker, 1897). O el terror psicológico de Edgar Allan Poe en Cuentos Macabros. Los fantasmas de H.P. Lovecraft. O para los más jóvenes y amantes de la ciencia ficción, el universo de Stephen King. Sin duda alguna el género del terror en la literatura universal ha marcado un antes y un después desde épocas antiquísimas.

El género del terror no solo ha estado presente por décadas sin perder popularidad en sus lectores, sino que también ha acompañado los miedos del ser humano adaptándose al contexto histórico en el que este se presenta. Por ello, y a propósito del próximo Halloween, no podíamos quedarnos atrás y traer a la conversación algunas curiosidades, reflexiones y recomendaciones que nos gustaría compartir con ustedes sobre el género.

Terror y horror: ¿no es lo mismo?

Para comenzar, deberíamos adentrarnos un poco más y desmembrar (a propósito de la época) el concepto. La literatura de terror, en términos generales, es la prosa capaz de causar miedo, ansiedad o aterrorizar al lector a través del terror y el horror.

Mientras que el terror y el horror a pesar de que suelen ir de la mano, y que no existen grandes diferencias entre ambos términos, es importante mencionar que se refieren a sensaciones diferentes. El primero no necesariamente debe contar con la presencia de un monstruo para que este se presente, ya que es una sensación de miedo ante lo desconocido. Mientras que el horror se refiere a lo “material”, al monstruo, a la criatura que transgrede las normas de la lógica y la naturaleza humana propiamente tal.  Es por ello que la literatura del terror ha sido tan transcendental, a nuestro parecer, en cada generación para los amantes del género.

El ser humano, la época y el miedo

La atemporalidad del género terror en la literatura ha permitido que el miedo perdure y sea un reflejo no solo de un temor individual, sino que también colectivo que se adapta y se transforma. Con Frankenstein, Drácula, historias de hombres lobo o monstruos, se daba cuenta de que la sociedad le temía a lo monstruoso, a las emociones fuertes y traumáticas que estos representaban, pero sobre todo a lo diferente y cómo estas diferencias no eran aceptadas en la sociedad “normal”.

Mientras que con Edgar Allan Poe o H.P.Lovecraft el miedo no solo mutó a lo que no se podía ver, sino que en lo que era capaz de imaginarse el ser humano transformándose así en un terror psicológico que nace a partir de las inseguridades, delirios o culpas del ser humano; en otras palabras, la existencia misma.

La transformación del terror, y, por lo tanto, del miedo

Con exponentes como Stephen King, Mariana Enríquez, James Herbert o el mismo Dan Brown, el género ha ido mutando, reinventándose y, sobre todo, transformándose. Ya no es solo el monstruo, ya no es lo desconocido o la culpa, sino que ahora es el mismo ser humano y su maldad. Las retorcidas maneras de dañar al otro y cómo, a través de la literatura, se muestran de manera literal o a través de simbolismos. Virus que extinguen sociedades, traumas infantiles, la tecnología dominando a la humanidad, o incluso el terror político y el daño que causa en la historicidad.

Aunque el monstruo y lo paranormal siguen teniendo su público fiel en términos literarios, el género del terror en la literatura ha tenido que adaptarse.

Te traemos una lista de recomendaciones. Mujeres escritoras que podrían despertar tu miedo interior si es que los hombres lobo, los vampiros o los zombies ya no te generan nada.

¡Mujeres al terror!

Reseña del cuento Guayoyo, por Carmen Concha Nolte

SENTIDOS Y ENUNCIADOS EROS en «Guayoyo», Ventanas panorámicas, Luis M. Pimentel (Venezuela)

Ubicamos a Luis M. Pimentel (1979) dentro de la primera hornada de narradores del presente siglo. A la fecha tiene una novela, Triángulos Alterados(2015) y poemarios. Con el libro poético Esquina de la mesa hechizada (2015) ganó la I Bienal Nacional de Literatura Rafael Zárraga, Venezuela. Me ocuparé de uno de los cuentos de su reciente obra, Ventanas panorámicas, 2021.

Ventanas panorámicas contiene siete ventanas: Etérea, Eros, Ciudad, Hierro, Galáctica, Perros y Ciudad guerra. Ileana Arteaga deslindó palabras reflexivas sobre la obra, «que una ventana no sea más un objeto inerte -el marco donde nos detenemos a contemplar sin participar, y se transforme -ojalá- en el dispositivo para escapar a la realidad literaria […] ventanas que lejos de fronteras, son unidad alejada de lo gastado». Oportuno e inquietante entrecomillado.

Empecé la lectura. Un momento. ¡Qué prosa tan cuidada y brillante! Me apropié de la «Ventana Eros». De entrada, aparece «Guayoyo». Me despojé de la mirada de lector de «a pie» y caí bajo el halo del aroma del café, su residuo laminado en el interior de la taza -borra-, las coordenadas de gustos y el saber del protagonista por encima de cualquier vaticinio que la «borra» -difusa en la taza- decidió ocultar. En adición, el verbo encontrar y la presencia glamurosa de los cinco sentidos.

En cuanto al argumento, el protagonista se envuelve en la trama a través del objeto taza, que representa la ausencia de lo amado. En ese trayecto, se monta la privación mediante asociaciones, objetos reveladores, lugares comunes, valiéndose de los cinco sentidos para remarcar la cotidianidad dentro de la “no presencia”. Para ello, se recurre a elementos volátiles como calor, silbidos, perfume, revelaciones, expansión mágica, miradas, cuadros, una película, comida invisible y recuerdos.

Guayoyo es el café claro que más parece un arte culinario, dado que es infaltable en cocinas y reuniones. En Venezuela, país de Pimentel, nadie desprecia una tacita de café. En el relato, la taza representa un motivo para tejer una historia significativa, aunque, en el fondo, pondere una pérdida alimentada emocionalmente. La taza trabaja como aliado para proyectar impulsos humanos de placer o eros, delicias mesuradas y trascendentes. Por añadidura, este placer se percibe como obra de arte o ventana por la que se vislumbra al protagonista encuadrando su privación.

Al principio, sobresale el verbo “saber” para demarcar sucesos. Entramos al relato con el enunciado: «Sabía que la taza [..] sitio donde la habías dejado». Da a conocer los deseos del objeto amado en «tenías ganas de muchas cosas». Para luego, enunciar «Sabía que dentro de ti estaban … deseos que no descubrí en la borra». Posteriormente menciona «supe que […] el café fue lo que más te gustó», y pondera la destreza del habla en «te convertiste en una exitosa estrella» sin desprenderse de la taza de café en un escenario. El protagonista sabía las preferencias del objeto querido. Advertimos que sus recuerdos superan a la «borra» que intentaba decir algo. En todo el texto, el café se expande, llegando a compararlo con unas litografías.

Otro verbo considerable es «encontrar». El protagonista descubre/intenta ver a la amada como apreciamos en «yo te encontraba en la sobremesa […] cuando sonaba la cafetera eléctrica», momento memorable de la historia; también, «te encontraba cuando iba a la panadería […] en la parte más caliente del local». Apreciemos la taza sobre la mesa y el establecimiento evocan “calor”.

En cuanto a los sentidos, ellos se enfatizan como un arma poderosa en Guayoyo. Vemos al protagonista tocando la taza en el enunciado «la iba a lavar» y aludiendo a la muchacha en lo siguiente «no soltabas la taza en el escenario». Después, advierte figuras en «Miraba tu fotografía en el portarretrato» o «las veía, pero no podía leerlas», y ve cuadros. Luego, enfatiza el gusto del propio café en granos «quería que al tomarlos sintieras el campo», y particularmente en «buena experiencia a mi paladar». En cuanto al olfato, oler «la gloria del aroma» y el «perfume que siempre andaba contigo». El sentido del oír profuso en «el silbido de la máquina» en la panadería. En definitiva, el cuento Guayoyo es tan potente que superó la textualidad de su ventana para recordarme el poema «La segunda tacita de café» (Julio Miranda) en otro contexto, obviamente. También me asaltaron las palabras de Ginés Cutillas (La vida en falso, 2022), «lo último que se olvida de una persona es su olor, la mirada del alma, lo llaman».

En lo que concierne a los enunciados llenos de eros o placer, tenemos primero «nos reconstruíamos en el sofá» pues juntos veían la tele. Segundo, «Tus labios […] buena experiencia a mi paladar» para marcar sutileza en el sabor y/o gusto por la amada mediante el café con aroma, borra y recuerdos. Tercero, «Las ansias de nuestros abrazos» como resultante de haber molido los granos frescos para que sintiera el campo y conectar el amor (abrazos) cálido, ardiente, dispuesto a entregarse. Cuarto, «perfume … andaba… Ese olor me desmembraba», y recuerda al protagonista de la película El perfume, como esencia asociada al aroma cafetero; además, advertimos que el “desmembramiento” es disgregado, despedazado en los lugares y cosas evocadas. Y, por último, ese final impactante de succión en el enunciado «para beberte entre sorbos», de donde deducimos: acción lenta de extender los recuerdos poco a poco, en intervalos ligeros, uniendo en esa succión demorada la prolongación del recuerdo y todos los sentidos hermanados: oler café, gustar residuos de guayoyo en el paladar, ver la taza después de haber oído los silbidos de la cafetera, para finalmente tocar la taza.

Los signos e imágenes que nos regala el texto conmueven, despiertan; nos mantienen en vilo con sutileza a través de una ventana, lumbrera o mirador, recorriendo emociones y sentidos en momentos en los que la sensibilidad prodiga sombras amadas. En este cuento, cada palabra significa demasiado, a pesar de que el protagonista no dice todo para que cada lector amplíe su ventana, o encuentre su «historia B» como señala Ricardo Piglia. Animo a lectores a sumergirse en la voz y ritmo, entre la brevedad y lo trascendente de los cuentos de Pimentel, para reconocer todos los sentidos posibles en mundos evanescentes como el café, borra, humo, silbidos y aromas que se cuelan mediante una ventana amplísima como es «Guayoyo», en Ventanas panorámicas.

Bibliografía

Cutillas, Ginés La vida en falso, Editorial Tres Hermanas, 2022

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<strong>Carmen Concha Nolte</strong>
Carmen Concha Nolte

Lingüista, UNMSM, Lima. Maestría en Literatura Peruana. Analiza, comenta y reseña textos. Participa en talleres como hormiga. Agradece a quienes la publican en España, Francia, Estados Unidos, Bolivia, Chile (Brevilla), Colombia, Méjico, Perú. Aparece en antologías de poesía, microrrelato y en revistas como Alma Mater (1998), Kametsa, Las Críticas, Crear en Salamanca, Inmediaciones.org (sección Etcétera). Encuéntrala en Google y RRSS. Vive 21 años en el estado de Washington, USA.