Esta es la época en que se pueden recordar muchas historias que giran en torno a esta festividad. Quizás una de las más famosas es «Un cuento de Navidad» de Charles Dickens, adaptada a diferentes formatos y medios, donde el viejo y avaro Scrooge recibe la visita de tres fantasmas que le hacen cuestionar sobre su actitud hacia el prójimo.
Pero una historia que ha sido poco explorada, al menos en el último tiempo, es «El Regalo de los Reyes Magos». Escrito por O. Henry (seudónimo de William Sydney Porter) en 1905, este es un cuento breve sobre dos personas y un percance relacionado con una entrega de obsequios navideños.
Esta es la historia de Delia, quien con solo 1 dólar y 87 centavos, se dispone a comprar un regalo para su esposo Jim. El poco dinero la motiva a improvisar para conseguir más dinero, aunque con un importante costo personal a cambio. Cuando llega el momento de entregar el regalo, tanto Delia como Jim se dan cuenta del «problema» que provocan sus respectivos presentes.
Se puede notar cómo se repite “1 dólar y 87 centavos” a medida que el cuento avanza. Además, es muy notorio el uso de la ironía y el espacio que aprovecha el autor para involucrar de manera personal al lector, haciéndolo partícipe del cuento mismo y generando más empatía hacia los personajes.
A pesar de haberse escrito y ambientado a principios del siglo XX, la atingencia de este relato tiene que ver con el siempre cuestionado sentido de la Navidad. Es muy usual en estas fechas lo caótico que resulta ser la compra de regalos, en donde muchas veces se tiende a priorizar la cantidad por sobre la calidad (o a veces el tamaño). Pero sobre todo, existe la ocasión en que se suele gastar mucho más dinero de lo que uno puede producir, algo que el narrador enfatiza bastante cuando relata cómo este joven matrimonio consigue sus respectivos regalos.
Ahora bien, ¿qué relación hay entre el cuento y la figura de los Reyes Magos? Como es sabido, estos tres individuos, de acuerdo con la Biblia, fueron aquellos que visitaron al Niño Jesús en el pesebre y le obsequiaron oro, incienso y mirra. Regalos que no precisamente eran útiles o agradables para un recién nacido, pero con una enorme carga simbólica. A tal punto que el propio narrador hace el enclave al final del relato:
“Los Reyes Magos, como sabes, eran hombres sabios -muy sabios- que llevaron regalos al Niño en el pesebre. Ellos inventaron el arte de hacer regalos en Navidad. Al ser sabios, sus regalos eran sin duda sabios, y posiblemente llevaban el privilegio del intercambio en caso de duplicación”.
Y es que este cuento, con su narrativa breve pero conmovedora, es un recordatorio de lo más importante cuando se da un regalo. No es solo el objeto tangible que le pueda ser útil o agradable para quien lo reciba, sino también un gesto de comprensión, empatía y, sobre todo, de amor.